Tiempo
Sobre su rostro unas manos raíces supuran la ausencia del fuego y los cipreses. Lo oscuro avanza en aquello parecido a una herida hurga arremete hacia lo hondo del glacial como queriendo que la nieve se despeñe por las tripas. Tú no sientes las piedras en tu garganta sin aire, la niebla despoblada el murmullo, las esquirlas del gemido incendiando las aristas. Devoremos la cal para sentir el abrazo que nos olvida. Tú desde la lejanía extirpando el bosque con tus manos raíces la senda y su hora de los muertos extirpando el calendario. Tú deportando los óvulos desde los huecos con tus manos raíces seccionando el aullido,